Revista Avance
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Dengue. Soluciones biotecnológicas

Producción y asesoramiento para la aplicación de un biolarvicida

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Dra. Josefina Racedo -Investigadora Adjunta / Itanoa (Conicet- EEAOC)

La epidemia de dengue que se viene produciendo en la provincia desde hace unos años demanda acciones para disminuir la población del mosquito vector, aedes aegypti. Un equipo del Instituto de Tecnología Agroindustrial (Itanoa)[1], que viene realizando investigaciones con un Bacillus thuringiensis, coordinó la producción y desarrolló el método de aplicación de un biolarvicida, en base a una tecnología que existe desde hace 30 años pero no se encuentra fácilmente, de manera comercial, en la región.

Cristales letales

Este biolarvicida es un producto enriquecido con una proteína que proviene de la bacteria Bacillus thuringiensis israelensis[1]. Esta, cuando crece y esporula, genera dentro de las esporas unos cristales con los que las larvas de mosquitos se alimentan dentro del agua donde viven y les produce una lisis en las células del intestino; es una muerte rápida, en menos de 24 horas.

El equipo venía trabajando con otro bacilo, pero dada la situación sanitaria de la provincia, les consultamos a los agentes sanitarios del Siprosa por qué no se estaba usando ese Bacillus thuringiensis, que era específicamente para mosquitos. La respuesta fue que “no había”. Entonces comenzamos nosotros a investigar y observamos que nivel mundial sigue usándose mucho esa tecnología con más de 30 años. Nos pusimos en contacto con la empresa con la que hacemos todos nuestros desarrollos, Annuit S. A., para consultar si estaban dispuestos a “colaborar”: queríamos proponerle al Ministerio de Salud de la provincia producir este bioinsumo con muchos beneficios, para que ellos lo apliquen masivamente a precio de costo. La empresa aceptó, era el 2020 (con el aislamiento) y ya había dengue; después cambiaron las autoridades pero fue creciendo el interés por parte del ministerio, aunque en ese momento la pandemia de Covid era la prioridad.

Durante el 2023 se aceleraron los tiempos y como la empresa también sabía cómo preparar el bioinsumo BTI (Bacillus thuringiensis israelensis), se pudo producirlo en tiempo récord. El 2 de diciembre firmamos el convenio de asesoramiento técnico con el Siprosa y el 27 de ese mes ya teníamos producido el biolarvicida. La firma del convenio salió en tiempo récord, los trámites se realizaron de julio a diciembre; fue rapidísimo.

 

Beneficios

  1. El producto dura quince días frente a un adulticida que dura el tiempo de la aplicación y por eso debe tocar al mosquito.
  2. No genera resistencia: es un cristal compuesto por al menos cuatro proteínas diferentes, lo que permite atacar por varios lugares y es más difícil que se genere resistencia. Aún no se ha reportado la aparición de mosquitos resistentes a pesar de que el producto tiene 30 años de existencia. En cambio, los productos químicos que vienen usándose afectan cada vez menos a los adultos.
  3. Es inocuo, porque solo afecta a unos cuantos géneros dentro de los dípteros. Está solamente destinado, entonces, a los mosquitos. No afecta grillos ni abejas. Tienen buena especificidad, no son tóxicos para los humanos ni para los animales domésticos. En otros países los usan en los tanques de agua para consumo humano

Sobrevida en superficie

El producto –está demostrado y, de hecho, así lo sugerimos- debe aplicarse cada quince días, sobre todo al principio, para que la comunidad biológica del mosquito no llegue a niveles muy altos, inmanejables. Es lo mejor. Pero las esporas son los elementos de resistencia de la bacteria, entonces sí duran en la superficie aplicada.

El proyecto que se propuso incluía producir el biolarvicida y evaluar diferentes modos de aplicación, algo que también es novedoso. El producto se usa desde hace muchos años, pero la tendencia mundial ahora es aplicarlo sobre toda la superficie (antes sólo se colocaba en gotas en piletas y tanques de agua). La idea es buscar una manera de que llegue a la mayor superficie posible, no solo la que previamente identificamos para aplicar en el agua.

Desde siempre, el BTI se ha usado de acuerdo a la superficie del espejo de agua, sin importar la profundidad de éste; sin embargo, cuando llueve demasiado y el agua sobrepasa el recipiente y se derrama, ahí perdemos. Depende entonces de la lluvia, del volumen caído y de cuánto le da el sol (aunque el mosquito no desova en sitios muy soleados). Lo que proponemos, entonces, es una aplicación como se aplica el adulticida, con el que se hace una nube para que se deposite en todos los espacios.

En 2023 hicimos visitas junto a los equipos de Salud para conocer unos dispositivos, no de “bloqueos” – esto lo hacen cuando ya hay dengue-, sino algo que se hace antes, en la previa, de descacharreo. Nos encontramos con mucha acumulación compulsiva de objetos por parte de la gente, que genera grandes criaderos a cielo abierto. Hay una cuestión cultural que no vamos a cambiar de un año para el otro (la acumulación) y por eso, la mejor opción es aplicar masivamente el biolarvicida.

Valor agregado

Nuestro aporte en este proceso fue la coordinación entre la empresa proveedora (Annuit S. A.) el equipo de Itanoa y el Cepave (Centro de Estudios Parasitológicos y Vectores) para la producción, aplicación y monitoreo del biolarvicida. La idea es que la tecnología existe desde hace mucho tiempo, pero que si no la usamos, no tiene sentido.

Creo que la fortaleza del convenio se basa en coordinar una conversación entre diferentes actores: la empresa productora, el Cepave y nosotros, Itanoa. En la actualidad estamos en contacto con una empresa que hace aplicaciones con drones para realizar aplicaciones masivas.

[1] El Itanoa es una Unidad Ejecutora de doble dependencia entre el Conicet y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres cuyo objetivo principal es contribuir con el desarrollo sostenible en términos sociales, ambientales y económicos, a través del avance en el conocimiento orientado a la generación de tecnologías que mejoren la productividad, la sanidad, el procesamiento y la prospectiva industrial de cultivos y biomasa vegetal.

[2] El equipo de Bioinsumos de Itanoa (EEAOC -Conicet) trabaja con un Bacillus thuringiensis que produce toxinas dañinas para lepidóptero, como el caso de *Diatraea saccharalis, el principal insecto plaga en la caña de azúcar.

 

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