Revista Avance
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2º  Taller de Poroto de la EEAOC

Balance y perspectiva tras 50 años de aportes: ¿avances en el reconocimiento oficial del valor de la  semilla?

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La realización del 2º Taller de Variedades y Manejo del Cultivo del Poroto que, convocado por la EEAOC, tuvo lugar en Tucumán el pasado 27 de agosto, dejaría esta vez, además de los contenidos del programa cumplido (ver aparte) un saldo positivo también en materia de reconocimiento oficial de los derechos del obtentor de nuevas variedades. En perspectiva.

Así puede advertirse en las palabras del actual presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE), Dr. Claudio Marcelo Dunan. “Comenzaremos, con esta Ley, con cuestiones básicas, como es impulsar el desarrollo de la industria de semilla fiscalizada”, expresó Dunan al ponderar la importancia económica de la producción porotera en el país, consciente de la necesidad de contar con simiente de calidad, sanitaria y genética, adecuadas a cada contexto productivo. “La trazabilidad que implica su fiscalización es uno de los reaseguros con que cuenta el productor a la hora de adquirir esa semilla y, comenzando por ahí, avanzaremos en lo que permita a desarrolladores como el INTA y la EEAOC sostener su productividad.

 

 

50 años de historia

Un comentario del Dr. Ing L.Daniel Ploper

Quien nos escuche hablar del “segundo taller de poroto” podría llegar a pensar que recién comenzamos con esto. Pero la atención que desde esta Estación Experimental se le ha brindado a este cultivo lleva ya algo más de medio siglo.

De ello puedo incluso dar testimonio en primera persona, ya que las virosis del poroto que afectaban seriamente al cultivo en el NOA fueron lo primero en lo que me tocó participar apenas ingresado a la Estación, a mediados de la década de 1970. Esas virosis transmitidas por la mosca blanca fueron mi experiencia bautismal. Desde entonces hasta hoy, esa atención nunca ha cesado.

Es cierto que el poroto no figura entre los principales cultivos de la región; por lo menos en comparación con la caña de azúcar o la citricultura. Sin embargo su potencial productivo, nada desdeñable, ha vuelto a atraer el interés de los productores. Así se ha ido consolidando en el NOA un número significativo de productores interesados en su cultivo. Podemos apreciarlo en el volumen creciente, en calidad y cantidad, de participantes de estos talleres.

El origen del renovado interés por el poroto –allá por la década de 1970- fue que se trató del cultivo colonizador en los lotes que se fueron desmontando en la llanura chacopampeana. Por eso, comenzaron los trabajos para optimizar su manejo agronómico y se acentuó el esfuerzo en el mejoramiento genético buscando variedades adaptadas al sur de la región del NOA, primero con porotos de grano negro y luego con los de otros colores.

En este balance de los aportes de la EEAOC al desarrollo del poroto, sin dudas sobresale lo realizado en materia de desarrollo varietal y manejo sanitario del cultivo. A lo largo de estas décadas, la EEAOC registró casi 30 variedades, algunas de las cuales fueron usadas en gran escala en toda la región. En los temas sanitarios la institución fue clave en la resolución de algunas epifitias, como la de los geminivirus transmitidos por mosca blanca, que mencioné más arriba. Igualmente, merecen resaltarse las contribuciones en lo referente al manejo de plagas y malezas, suelos y nutrición, y análisis de semilla y de costos de producción.

Por esta razón es que despierta una gran emoción ver no solamente los aportes que la EEAOC continúa en la actualidad brindando al medio productivo en las distintas temáticas vinculadas al poroto, sino también la vigencia de la interacción con los demandantes de las tecnologías. Quedó demostrado una vez más el rol de la institución como instrumento para el progreso de la actividad agroindustrial de la región.

En este escenario de recuperación, aparece sin dudas alentadora la perspectiva de encontrar soluciones reglamentarias a las ya crónicas dificultades para financiar el desarrollo de nuevas variedades. Esas semillas mejoradas genéticamente bien lo merecen. Por lo que contienen de historia, de conocimiento adquirido y aplicado, de recursos económicos invertidos  y de probadas condiciones productivas.

 

 

 

 

 

 

 

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