La EEAOC viene trabajando desde hace varios años en investigación, desarrollo y transferencia al sector productivo de nuevas tecnologías para el manejo sustentable de los principales cultivos de nuestra región. Entre las nuevas tecnologías evaluadas se encuentra la utilización de biofertilizantes como alternativa para lograr una sustitución gradual -parcial o total- de los fertilizantes nitrogenados sintéticos de origen fósil como la urea, a fin de reducir el costo ambiental y económico que su utilización genera.
El desarrollo de estos bioproductos admite hoy ser considerado como un segmento de la actividad agroalimentaria de alto rendimiento económico.
María Laura Tortora, es Doctora en Ciencias Biológicas, Facultad deAgronomía y Zootecnia, Universidad Nacional de Tucumán. Cuenta con una Especialización en Biotecnología, Industria y Negocios, de la Universidad de Quilmes.
Se desempeño profesionalmente en el área de Microbiología Agrícola y Bioproductos del Subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar de la EEAOC. Investigadora Asistente.
Bioinsumos específicos para la caña de azúcar como oportunidad de negocios
Piensa Laura Tortora
Los cuatro términos del clásico análisis conocido como “FODA” (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) siguen resultando de indiscutible utilidad para la conformación preliminar del panorama racional necesario para encarar la concreción de cualquier proyecto.
Para el caso de los llamados en general bioinsumos, y en particular de los biofertilizantes para el cultivo de la caña de azúcar, y con vistas a lo que hoy ya es en el mundo un segmento de negocios en pleno desarrollo, resulta útil comenzar por la A, seguir con la O y, dada la intención de esta breve nota, describir F y terminar con D, que en nuestro contexto socioeconómico nos obliga a conectar con la otra cara de lo que podríamos también anotar en A.
El análisis
- La Amenaza principal es ambiental, económica y consecuentemente social; hoy ya no se discute: el uso de fertilizantes obtenidos por síntesis a partir de fuentes fósiles, tal como los que se han venido y se siguen aplicando en nuestros cañaverales (en Tucumán a razón de 240 kg/ha), resulta perjudicial en todos esos aspectos, incluido el energético. El abastecimiento de bioproductos destinados a sustituirlos con eficiencia es aún insuficiente y su adopción todavía muy moderada; por lo tanto, la ecuación final sigue siendo insustentable.
- La amenaza crea la necesidad; y la necesidad la Oportunidad para la evolución de un nuevo segmento de negocios. Hoy el mercado global de los biofertilizantes ya moviliza un total estimado en USD 668.47 M (2016), con un potencial de expansión a USD 1400 M en 20221. Por sus aportes alimentarios y energéticos y otros múltiples derivados, la caña de azúcar es un cultivo en creciente desarrollo en el mundo.
- Nuestra Fortaleza reside en nuestra capacidad para desarrollar bioproductos especialmente competitivos.
En el marco de convenios de cooperación entre la EEAOC y empresas privadas actualmente vigentes, aproximadamente 60.000 ha de caña de azúcar se inoculan en Tucumán con biofertilizantes comerciales. Por ahora, con bioproductos desarrollados para ser aplicados en otros cultivos. Aun así, esto ha permitido reducir en un 50% el uso de fertilizantes químicos nitrogenados en esos lotes.
Paralelamente, las investigaciones en Microbiología Agrícola y Bioproductos de la EEAOC abarcan, con resultados hasta aquí prometedores, desde la búsqueda y selección de bacterias promotoras del crecimiento vegetal de gran potencial, adaptadas a las condiciones agroecológicas de los cañaverales de nuestra región, hasta su inoculación en plantas de caña de azúcar mediante ensayos realizados bajo condiciones controladas y en campo. Estamos en condiciones de lograr así biofertilizantes para la caña de azúcar de alto valor competitivo, aplicables en nuestra región y en cualquier otra del planeta que reúna similares condiciones agroecológicas.
- Como Debilidad podríamos anotar nuestra lentitud para aprovechar la oportunidad y superar las dificultades que, consecuentemente, atraviesan nuestros programas de investigación y desarrollo a la hora de contar con los recursos económicos necesarios para garantizar su aceleración y su continuidad. Esta debilidad se transforma así en una amenaza respecto de estos proyectos y también del negocio en sí, que permitiría sustentarlos si se encarara bien y a tiempo.
En síntesis
La integración de nuestras investigaciones en la cadena productiva de un emprendimiento asociativo concebido como un negocio (es decir, capaz de generar un rédito económico apuntado a su propia sostenibilidad) supone establecer, en el marco de los acuerdos productivos público-privados, alianzas estratégicas con empresas de base tecnológica que posicionen en el mercado el conocimiento que generamos a nivel local.
Quizá esto no sea la expresión de una idea en sí innovadora. En todo caso, sí la de la convicción de que este es un camino que puede garantizar el aprovechamiento de nuestros recursos científicos y tecnológicos, para que esas ideas innovadoras surjan, se plasmen en hechos concretos y contribuyan a la sustentabilidad de nuestra producción agroalimentaria.
1 Fuente: Biofertilizers Market Global Trends, Competitive Scenario and Forecasts (2017-2022).