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Lluvias atípicas y su efecto en los cultivos
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Informe sobre las precipitaciones en Tucumán: Octubre 2024 – Enero 2025
Jorge Forciniti, de la Sección Agrometeorología de la EEAOC
Tucumán atravesó un período de contrastes en su régimen de lluvias durante el último trimestre de 2024 y enero de 2025. Mientras que octubre y noviembre registraron precipitaciones muy superiores a la media histórica, diciembre y enero evidenciaron un marcado déficit hídrico. La variabilidad afectó tanto a la llanura como al pedemonte, con acumulados que oscilaron entre valores extremos, impactando en la disponibilidad hídrica y la planificación agroproductiva.
Situación de los cañaverales en Tucumán
Ing. Juan Fernández De Ullivarri
Durante los meses de octubre y noviembre de 2024, se registraron precipitaciones superiores a los promedios históricos, lo que favoreció un crecimiento inicial óptimo de la caña de azúcar y permitió cierres tempranos en la mayoría de los cañaverales. No obstante, este escenario favorable cambió drásticamente en diciembre, mes que se caracterizó por una marcada sequía, con niveles de lluvias muy por debajo de lo normal. A esto se sumaron las altas temperaturas, factores que en conjunto ralentizaron el crecimiento de los cultivos.
En enero, las precipitaciones fueron irregulares y las temperaturas continuaron siendo elevadas. En algunas zonas, las lluvias no se produjeron hasta finales del mes, lo que agravó las condiciones de estrés hídrico en los cañaverales.
A principios de febrero, el estado de la mayor parte de los cañaverales presenta un desarrollo similar o ligeramente superior al del año anterior, especialmente en aquellos ubicados en suelos con influencia de capa freática o con texturas medias a finas, que cuentan con una buena capacidad de retención de agua. Sin embargo, en zonas de suelos de textura gruesa o en los cañaverales cosechados después del 15 de octubre, el desarrollo se encuentra algo retrasado. Esto se debe a la baja retención de agua en estos suelos y al acortamiento del ciclo de crecimiento en los casos de cosecha tardía, factores que han influido significativamente en su evolución.
Estado del área granífera de la provincia
Ings. Mario Devani, Nicolás Carabajal, Nahuel Ruiz de Huidobro
El año 2024 ha sido un año distinto a los anteriores porque hemos tenido precipitaciones muy importantes en los meses en los que normalmente llueve mucho menos: un exceso de lluvias en octubre y muy buenas lluvias en noviembre, cuando históricamente suelen ser mucho más bajas.
Con respecto a los granos, hubo muy buenas precipitaciones en octubre y en noviembre, dando una buena acumulación de agua en el perfil para iniciar la siembra, sobre todo de soja en las primeras fechas: finales de noviembre, principios de diciembre. Hubo asimismo buena humedad y también más presión de malezas como consecuencia de las precipitaciones, que en esos meses registraron valores más altos que el promedio histórico.
Sin embargo, esa gran cantidad de lluvias tempranas obligó a que algunos productores tuvieran que hacer doble barbecho y eso aumentó los costos de herbicidas.
A medida que pasaban los días, el perfil fue secándose, generando una condición mala para la siembra de maíz, que debió postergarse y se concentró en esas dos semanas: última de diciembre y primera de enero (sobre todo el grueso se concentró en las dos primeras semanas de enero). Esa situación generó en la mayoría de los casos condiciones poco favorables, dado que las lluvias eran pocas e irregulares. En el sur de nuestra provincia la situación fue más grave: las precipitaciones de diciembre fueron escasas y recién pudo sembrarse en la primera semana de enero.
Ahora estamos a la espera de que febrero sea un buen mes. Hay una cierta recuperación de los cultivos –según los lugares-, pero estamos en el “segundo tiempo del partido”.