Con la decisión de postergar hasta el 31 de julio el cierre de la edición de este segundo número del año cuando lo habitual es hacerlo al final del mes de junio, incurrimos en una voluntaria paradoja: nos hemos permitido alterar una tradición editorial con el propósito de dar lugar a la celebración de otra: la del aniversario 113 de la EEAOC, nuestra casa matriz.
No lo hicimos por la crónica del evento, algo que habría de difundirse por otras vías y que, en definitiva, hubiera durado en el interés de nuestros lectores lo que un suspiro, sino en la expectativa
de que pudiéramos agregar algo con más sustancia, de acuerdo a lo que, según entendemos, lo ameritaba. Esta vez, el aniversario de la institución se celebraría nuevamente con la presencia de invitados y el personal de la casa, luego de dos años de restricciones por la pandemia. Dos años durante los que la actividad de la Estación no se detuvo.
A la continuidad del trabajo regular desde su creación se agregaba ahora, como motivo de reconocimiento, el haberla sostenido a pesar de las dificultades operativas que han afectado atantos otros organismos y empresas durante ese lapso. Por otra parte, en cada aniversario de la EEAOC se cumple un año calendario más de gestión del Honorable Directorio que la conduce; en este caso, el 14º del actual órgano directivo, con lo que ello significa, precisamente, en términos de continuidad. La posibilidad de la inclusión de las palabras del presidente del directorio en este caso, su testimonio, su versión personal, justificaba la espera.
No es el objetivo editorial de esta revista ser vehículo de la comunicación institucional de la EEAOC, ser su vocera. Sí la de reflejar en todo caso, a través de muchos de los contenidos que aquí se incluyen, aquello que tiene que ver con lo que justifica esta publicación: los aportes informativos y conceptuales que hacen a su razón de ser y que provenga de lo que se hace en este organismo o de lo que piensan los integrantes de sus cuerpos técnicos; es decir, aquello que constituya un aporte a la evolución del conocimiento acerca de lo que atañe a la actividad agroproductiva. Sin embargo, sabemos que solo es posible evolucionar si se es constante en la búsqueda de las soluciones que hacen falta.
La continuidad de la tarea de una organización que evoluciona y contribuye con su persistencia al progreso de la actividad a la que sirve sí es una noticia en este país. Y la de la EEAOC, un buen ejemplo.